Los mejores traductores de ruso
11.1.14
En las tres
pasadas ediciones del único premio destinado a galardonar la labor de
traductores que han hecho una aportación relevante a la literatura rusa en
España, organizado por la Fundación Yeltsin y el Instituto Pushkin, se
premiaron las versiones de obras de Vasili Grossman, de Vladímir Sorokin, de
Nikolái Leskov y de Lev Tolstói. En la presente edición el jurado ha otorgado
el primer premio a Jorge Ferrer por su traducción de las memorias de Alexandr
Herzen.
Han recibido
menciones especiales Marta Rebón por El fiel
Ruslán de Gueorgui Vladímov, María García Barris por La familia Golovliov de Mijaíl
Saltykov-Schedrín, Jorge Saura y Bibicharifa Jakimzianova por Mi vida en el arte de Konstantín
Stanislavski y Fernando Otero por Flores
tardías y otros relatos de Antón Chéjov.
“Aparte de
ser un prosista que se ubica en la mejor tradición rusa –y así lo han
manifestado autoridades tan dispares como Lev Tolstói o Isaiah Berlin– Herzen
es un pensador de una actualidad extraordinaria”, comenta Ferrer a Rusia Hoy.
Así se señala en un artículo para The New York
Review of Books
de 1968, a cargo de Isaiah Berlin, en que el pensador afirma que Herzen era un
observador de la sociedad magníficamente dotado, poseedor de una mirada irónica
y de un temperamento apasionado y poético, así como de un don incuestionable
para la escritura vívida, empapada de lirismo.
El célebre
autor de El erizo y la zorra
indica lo difícil que se lo puso Herzen a sus futuros biógrafos para superarlo,
ya que El pasado y las ideas,
con una prosa magnífica digna de un gran orador, es una obra maestra de la
literatura que merece estar al lado de las novelas de contemporáneos y
compatriotas como Turguéniev, Dostoievski y Tolstói. Este último, en los
últimos compases de su vida, confesó que Herzen, a pesar de no coincidir con
muchas de sus opiniones, poseía “una combinación poco usual de chispeante
brillantez y hondura”.
Las
ochocientas páginas de la edición de Aleph-Taller de Mario Muchnik son el
resultado de una selección que ha hecho Ferrer del voluminoso texto original,
conservando las partes más interesantes para el lector de hoy y que, con
creces, amplía y mejora la versión que hasta ahora teníamos de esta obra.
Uno de los
aspectos que destaca el traductor y que recorre todo el libro es el tema de
Europa. “Su visión occidentalista, para decirlo en clave rusa, arroja luz al
debate actual sobre la construcción europea y el necesario equilibrio entre
derechos y convivencia, libertad individual y jerarquía de los valores
universales”. Subraya, además, que El pasado y
las ideas es “un texto indispensable para quien esté interesado por
el origen de un pensamiento moderno de izquierdas en Europa”.
Además de
los aspectos biográficos de Herzen, un exiliado que vivió la agitación de la
segunda mitad del siglo XIX en el epicentro del viejo continente, por sus
memorias “desfilan los principales pensadores de la socialdemocracia de
entonces en sus diversas expresiones: Owen o Bakunin, Marx o Garibaldi”. Hace
dos años, el dramaturgo británico Tom Stoppard trajo a Barcelona su trilogía
sobre este preconizador de la revolución utópica campesina, titulada La costa de la utopía.
Jorge
Ferrer, que en anteriores ediciones del premio recibió sendas menciones por Ronda
nocturna de Mijaíl Kuráyev y El
libro negro de Ilyá Ehrenburg y Vasili Grossman, comenta que
entre esta última obra y El pasado y
las ideas abrió un paréntesis para dedicarse a otros proyectos
antes de arremangarse con Herzen. Incluido un viaje a Moscú en el que visitó la
casa-museo del filósofo ruso.
“Necesitaba
abrir -confiesa Ferrer- una brecha entre la polifonía del horror que
encontramos en El libro negro, donde
tuve que vérmelas con una amplia gama de registros que se sucedían página tras
página, con variadísimos testimonios sobre el horror, y la obra mayúscula de
uno de los ensayistas más notables en la tradición de la literatura rusa y
europea servida con un estilo depurado donde se suceden la ironía, la reflexión
erudita, el ingenio súbito, la indagación prolija, la evocación sentimental, el
vaticinio rabioso o la decepción más descarnada”.
El premio,
cuyo acto de entrega se celebrará el próximo 24 de enero en la Embajada de la
Federación de Rusia en Madrid, como ya hemos mencionado, incluye cuatro
menciones especiales. Una de ellas se ha concedido a Marta Rebón, ganadora en
la primera edición del primer premio por Vida
y destino.
Luis Solano,
editor de El
fiel Ruslán, novela de Gueorgui Vladímov narrada desde el punto
de vista de un perro guardián de un campo penitenciario soviético, comenta que
descubrió esta obra publicada por primera vez en España gracias al editor ruso
de Ad Marginem. “Me gustó especialmente la mezcla de fábula con la descripción
de un periodo concreto y poco conocido de la historia de la Unión Soviética y
que encajaba perfectamente con la línea de clásico modernos de Libros del
Asteroide”. Por su parte, el eslavista Ricard San Vicente, miembro del jurado,
destaca “la dificultad de trasladar, junto con los personajes, el mundo de los
perros” y no duda en situar El fiel
Ruslán dentro de la serie de grandes novelas sobre el
Gulag.
La
traductora María García Barris, que recibe una nueva mención después de
la obtenida por Una noche con Claire
de Gaito Gazdánov, destaca de La
familia Golovliov el carácter humano escondido tras múltiples
máscaras grotescas a partir de la decadencia de una familia pequeñoburguesa de
mediados del siglo XIX en una provincia Rusa.
Con unos
personajes marcados por la codicia, la bebida y la holgazanería,
Saltykov-Schedrín, en palabras de la traductora, “narra la vida de Arian
Petrovna, la matriarca que toma las riendas de la familia y acumula con
entusiasmo propiedades para una descendencia que nunca llegará a disfrutarlas
ya que el carácter pusilánime del padre lo heredera la mayoría de sus hijos.
Sólo uno de ellos, Porfiri, el pequeño Judas, hereda la ambición de su
progenitora, pero de una manera tan perversa que lo hace a costa de su propia
familia”.
Marian
Womack, editora de Nevsky Prospects, comenta que Schedrín siempre le ha
parecido uno de los secretos mejor guardados de la literatura rusa. “Tanto nos
gustaba el cinismo que destilan sus relatos que, con el ánimo de incorporarla a
nuestro catálogo, no nos molestamos en comprobar si esta novela se había
publicado ya en español”. García Barris comenta que uno de los problemas que
planteó la traducción, bastante habitual en la literatura rusa, fue mantener o
no los nombres y sobrenombres de los personajes en ruso. “A Porfiri le llaman Iúdushka, pero como pensé que la
alusión a Judas no era evidente opté por traducirlo; y para Stepán, el
sobrenombre Balbes hace alusión
tanto a ‘necio’ como a ‘haragán’, y ambas soluciones encajan con el personaje.
Escogí ‘necio’, pero aún sigo dudando”.
Las dos
menciones restantes son para dos títulos de la editorial Alba, responsable de la
edición ganadora de Anna
Karénina, traducida por Víctor Gallego. Ricard San Vicente
destaca la labor de Jorge Saura y Bibicharifa Jakimzianova, dos investigadores
del arte dramático, que completa la obra íntegra de Stanislavski con Mi
vida en el arte para
afianzar la maestría y el talento de este director escénico y pedagogo teatral.
De Fernando Otero subraya “la recuperación que ha hecho de un clásico como Flores
tardías y otros relatos de Chéjov en una buena versión”.
FUENTE:
http://rusiahoy.com/blogs/2014/01/11/los_mejores_traductores_de_ruso_36227.HTML
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