El reino de Serendip
1.3.14
La semana pasada participé en mi primera reunión del Consejo Asesor de la Fundación del Español Urgente (Fundéu), a la que me he incorporado gracias a la amable invitación de su presidente.
Me parece que la Fundéu, integrada en la agencia EFE y financiada por el BBVA, logra un perfecto maridaje entre el rigor científico de los lingüistas y académicos con el sentido práctico y cercania al habla cotidiana de los periodistas que la integran.
La Fundacion responde a las múltiples consultas que, procedentes sobre todo de los medios de comunicación, recibe sobre el buen uso del español y, según he comprobado, suele ofrecer varios formas alternativas de expresar con corrección la idea objeto de consulta.
Uno de sus cometidos frecuentes es proporcionar buenas traducciones al español de términos extranjeros. Así, por ejemplo, la venta por el FROB del 7,5% de Bankia ha dado pie a que algunos periodistas preguntaran cuál podría ser una buena traducción de free float (es decir, la parte del capital de una sociedad cotizada que no es propiedad de grandes accionistas -que no alteran con frecuencia sus participaciones accionariales-, sino que está dispersa entre una multiplicidad de pequeños accionistas).
Posibles traducciones de ese término inglés sería "capital disperso", "capital diseminado" o, siguiendo la literaidad del término original inglés, "capital flotante".
Pues bien, en materia de traducciones, yo mantuve que la Fundación no debe ofrecer varias alternativas posibles, sino tratar de recomendar el uso de una concreta -la que considere más adecuada-. La razón está en un fenómeno que expuse en esta antigua Crónica: las palabras, como la moneda y los medios de pago, están sujetas a "externalidades de red" (network externalities), de forma que su utilidad será tanto mayor cuanto más gente las utilice.
Tales externalidades explican la gran ventaja que poseen términos ingleses como free float: tienen un significado unívoco y preciso, que todos perciben cuando se usa ese término. Por eso, es improbable que resulten desplazados por sus traduciones al español -aunque sean muy buenas y exactas- si existen varias y ninguna de ellas tiene el mismo significado unívoco y preciso del término original inglés.
Se dará, además, otro fenómeno de los descritos en esta crónica: la inercia o histéresis. En efecto, una traducción literal del término inglés, aunque sea mala e incluso engañosa, tenderá a arraigarse, porque será la primera que utilicen los hispano-hablantes y, una vez en uso, será difícil que resulte desplazada por otra más exacta.
Así, por ejemplo, alguien tradujo hace años la expresión keynesiana liquidty trap como "trampa de la liquidez", traducción desafortunada, pues esa expresión carece de significado en español. Habría resultado más claro traducir el término como "sifón de liquidez", expresión que, tomada de la física y la fontanería, refleja mejor la idea keynesiana de que, cuando los tipos de interés están ya muy bajos, por mucha liquidez que inyecte un banco central, el nivel (sifónico) de los tipos de interés
permanecerá inalterado: el mercado "se tragará" toda la liquidez que el banco central meta, sin que baje el nivel de los tipos de interés.
Por eso, en materia de traducciones del inglés, el procedimiento ideal sería:
1. Análisis temprano de posibles traducciones de términos nuevos (incluidas las utilizadas en algunos países o ámbitos profesionales).
El énfasis hay que ponerlo en los términos nuevos que aparezcan en los medios de comunicación, porque tratar de desplazar expresiones ya arraigadas -aunque sean equivocadas- es una tarea hercúlea, con escasas perspectivas de éxito. Por eso la Fundéu, gracias a su capacidad de respuesta inmediata, puede ser en materia de buenas traducciones mucho más útil que la Real Academia.
2. Consulta pública con instituciones nacionales e interrnacionales involucradas (traductores del FMI, Banco Mundial, BID, OCDE; juristas-lingüistas del Consejo y la Comisión Europea; reguladores nacionales; grandes bancos...), expertos y usuarios sobre la traducción ideal.
3. Determinación por la Fundéu de la traducción ideal, en colaboración con las instituciones públicas y privadas citadas .
3. Recomendación por la Fundéu a los usuarios y medios de comunicación del uso de esa traducción ideal.
Ese procedimiento facilitaría que arraiguen entre los hispano-hablantes traducciones de significado no sólo tan unívoco como el original inglés, sino, en ocasiones, mucho más comprensibles.
Por otro lado, que las instituciones públicas y grandes instituciones privadas utilicen esas traducciones recomendadas moderará la tendencia de muchos a usar -por una mezcla de ignorancia y petulancia- las expresiones originales inglesas o, aun peor, pésimas traducciones literales.
En suma, el mundo de las traducciones no debe ser un "reino de Serendip", dominado por el azar y la inercia (histéresis), sino un reino de la Razón.
FUENTE:
http://www.expansion.com/blogs/conthe/2014/03/01/el-reino-de-serendip.HTML
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