jueves, 4 de abril de 2013

Mircea Cartarescu:

«No nos faltan buenos autores, sino buenos traductores»

 

28.9.12

Mircea Cartarescu |  ©  Heribert Corn / Zsolnay Verlag (cedida)
Mircea Cartarescu | © Heribert Corn / Zsolnay Verlag (cedida)
 
 
Mircea Cărtărescu (Bucarest, 1956), es probablemente el más importante escritor rumano actual. Ya en 1980 obtuvo su primer premio nacional por el poemario Faros, escaparates, fotos), galardón al que seguirían otros varios, e incluso el orden del mérito cultural en 2006. La crítica ha destacado su capacidad de moverse con soltura en diferentes estilos, comparándolo tan pronto con Dostoievski como con un “Proust sicodélico”, evocando reminiscencias de Kurt Cobain, Kafka o Swift. Incluso hubo quien dijo que su dominio de tantos palos literarios “irrita”.
 
Tras lanzar el año pasado la novela Lulu, la editorial Impedimenta publica ahora la colección de relatos Nostalgia, en traducción de Marian Ochoa de Eribe. Con motivo de la edición del libro en España, Cărtărescu ha respondido por escrito una entrevista de M’Sur.
 
Para muchos lectores españoles, no hay literatura rumana más allá de autores como Norman Manea, una “literatura del recuerdo” de su país. ¿Qué se están perdiendo quienes piensan eso, aparte de, por ejemplo, los libros de Cartarescu?
Bueno, se están perdiendo todo un mundo. La prosa rumana es la más cercana a la prosa sudamericana de toda Europa, exceptuando quizás la española. Tenemos escritores imaginativos, y nuestra tradición más importante es la literatura fantástica. Contamos con multitud de novelas muy parecidas al llamado “realismo mágico”, pero también con novelas experimentales en la línea del nouveau roman francés o la literatura americana postmoderna. Lo que siempre nos ha faltado no ha sido ni buena literatura ni grandes autores, sino una buena gestión cultural y buenos traductores para las principales lenguas. El prejuicio de que Rumanía es una tierra de nadie donde nunca pasa nada, donde los escritores cuentan historias de un pasado oscuro y unas oscuras tradiciones populares es también una pesada losa para nosotros. Pero todos los escritores rumanos son muy conscientes de tienen que cargar con esa cruz.
 
¿Cree usted que su versatilidad como escritor, con tantos registros literarios, podría volverse algo molesto? ¿Qué es lo que Cartarescu no se atreve a escribir?
En realidad no me preocupo de las molestias que mis libros puedan provocar. Escribo lo que pienso y lo que debo. Me encanta probar todas las maneras de expresarme que puedo. Me encanta escribir poesía, prosa, ensayo, artículos periodísticos… Soy escritor, y lo que importa no es mi estilo al escribir, sino la calidad de mis libros. De todas maneras, nunca me he atrevido a escribir obras de teatro, ni guiones cinematográficos. Así que aún queda esperanza de futuro para mí.
 
¿Quién ha sido mayor influencia para su generación, Kurt Cobain o Franz Kafka? ¿Con quién más se considera usted en deuda?Oh, durante los ochenta era, como cantaba Jethro Tull, “demasiado viejo para el rock and roll y demasiado joven para morir”. Así que ni Cobain ni Kafka entraban en la ecuación… Las influencias de mis libros son demasiadas para enumerarlas ahora mismo, pero creo que crecí dentro del espíritu de los llamados “clásicos de la Modernidad”; Joyce, Musil, Broch, Proust, Virginia Woolf, Canetti, y, bromas aparte, Kafka por supuesto. Entonces descubrí la ficción sudamericana; Cortázar, Sábato, Borges, Márquez, Llosa… Y finalmente, me deleité leyendo a autores norteamericanos postmodernos; Pynchon, Gass, Coover, John Hawkes, Barthelme… No le voy a decir mis influencias rumanas, ya que de todos modos no las recordaría.
 
¿Cómo cree que leerá el público español las historias incluidas en Nostalgia, en comparación con el público rumano?
Yo no escribo para un público concreto, nacional o no, sino para un tipo concreto de persona. Si eres lector mío, te gustarán mis libros. Si no, da lo mismo. Después de todo, nadie es perfecto. Le voy a decir una cosa; en mi casa, los libros que hay en las estanterías no están ordenados por nacionalidad, ni por período ni nada. Te puedes encontrar a Hemingway al lado de Chekov y Homero sin ningún problema. La única norma que cumplo es no poner a malos escritores en mis estanterías. Todos los escritores que respeto no tienen más nacionalidad que la de Castalia, la república de las Letras, de la que hablaba Hesse.


Texto Completo:
http://msur.es/2012/09/28/mircea-cartarescu/

FUENTE:
http://msur.es/2012/09/28/mircea-cartarescu/





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